AMPARO FERNANDEZ

EL MAR Y LA ARENA

Mar de ojos tristes.
Espera a la arena.

Cuando cerca parece
ella se aleja.

La abraza con garbo
y humedecida se queda.

A los pies de su abrazo
reblandece sus pasos.

Ella le regala piedras,
conchas, algas y pedazos.

El le baila un son
ardiente.
De peces buceando.

A veces se enfada
llora, escupe ahogando
a quién se interponga
y esté a su lado.

Entonces ella se acerca,
a su lado.
Ahogándose en sus brazos
y naciendo en otro sitio
los hijos de su llanto.

2 comentarios:

Eduardo dijo...

Muy bonita esta historia de amor y de contrarios. Porque el amor es así, como una pleamar y una bajamar donde cada uno se encuentra separado del otro excepto en esos breves instantes donde se alcanza esa dualidad amorosa, y se crean esos vínculos donde se toma de nuevo conciencia de unidad, de una soledad llena de deseo del otro y de ese sacrificio que es a veces amar. Me ha encantado. Besos.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Bonito poema de amor, de como el mar y la arena están tan juntos pero también tan lejos, pero habrá un renacer infinitas veces y el mar será compañero de la arena, sólo es cuestión de vivir lo que nos toca y solo vendrá en otra dimensión esa unión entre el mar y la arena.
Una historia que me recuerda a aquellos versos románticos de Hölderlin que decían:

¡Mélite oh Mélite! criatura celestial, a veces pienso si ella piensa en mí, me añora, lo que es afín entre sí no puede huirse eternamente.

No es exatamente así, pero lo he transcrito de memoria.

Es el romanticismo alemán, a pesar de que hemos de aprender de él la trascendencia, no te dejes llevar por su melancolía, hay que vivir lo que se nos ha plantado de cara y en el presente.

Un fuerte abrazo de Vicent.