Escritos de Kat Junio 2015

 INSTRUCCIONES PARA DAR UN ABRAZO
Escoja con cuidado al objeto de su abrazo, no vaya a ser que en lugar de un ente humano escoja usted un dispensador de gasolina, o un poste de teléfonos, incapaz de devolverle el más mínimo afecto.
Colóquese de frente mirando a su objetivo con sentimiento. Si advierte gestos de rechazo, como caras de desagrado o brazos cruzados, deberá dejarlo para mejor ocasión, o incluso reconsiderar el acto en sí, y/o el objeto del mismo.
La distancia entre usted y el otro es un muro de hormigón de 10 metros de grosor, imposible de salvaguardar a menos que tenga la paciencia de ir erosionando, como el agua a la roca, ese muro insalvable que les separa.
Es posible que el objeto de su abrazo se le escurra, como un feto entre sus dedos; no desespere, la superioridad de su causa deberá mantenerle en pie para soportar futuros embates.
Extienda sus brazos, al tiempo que avanza hacia ese ser que, de seguro, está deseando también un contacto humano para experimentar el hecho excepcional de no sentirse solo por unos instantes. Compruebe, mientras tanto, que el otro hace lo mismo, pues si advierte un brusco giro de huida deberá retroceder al principio de este escrito y elegir un nuevo objeto, siguiendo otra ves todos los pasos sucesivamente.
En caso de que también haya un avance hacia usted por la otra parte, al notar el encuentro entre las dos presencias, apriete con todas sus fuerzas, como intentando pasar a formar parte del otro ser. Esa sensación de no estar solo en el mundo, de haber encontrado una tabla de salvación, se suele experimentar en contadas ocasiones.
Si ha logrado su objetivo, enhorabuena, disfrute del bienestar que produce el contacto con otro ser humano. Muchos pasarán el resto de su vida sin conseguirlo.



AQUELLAS piedras guardaban secretos desaparecidos hacía miles de años. Se creía que albergaban el mapa de un tesesoro, pero la clave de su traducción se perdió hacía milenios y nadie sabía descifrarlas. Otros decían que ese tesoro no era más que el saber de los antiguos.
Muchos murieron para proteger aquellas tablillas, que contenían el saber  de nuestros antepasados. Cuando el último guerrero que conocía sus secretos murió, no quedó nadie para contar su verdadera naturaleza.
Y así pasaron miles de años, durante los cuales todas las culturas se preguntaban inquietas por el secreto que ocultaban. pero llegó la era de la informáticay el análisis exhaustivo de las piedras reveló su contenido, en una lengua desaparecida hacía 5000 años. Y éste era el siguiente:

  Sale un primer samurai, la salvación está en el cariño.
  El segundo samurai afirma: "la salvación está en las manos".
  Concluye el tercer samurai, la salvación está en el otro.

Todos ellos tenían razón, comprendieron algunos.

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