TESORO
Encierra el arpa lo divino,
Rumor que desmaya la quietud.
Nace la fruta madura,
La magnolia, sueña perdida.
La golondrina, dibuja punzante
Un cielo, cual costurero azaroso
Muerde la tela con la aguja.
Triste, la libélula
Deshoja sus lágrimas
Cliqueando en el estanque.
Se enciende
El frío cometa.
SEMILLA
Tienta el verde,
La semilla.
Perdida en el viento
Es elegida:
Para que sueñe el poeta,
Para que el arpa suene.
Besa el cielo su frente,
Con las lágrimas del rocío.
Se pone borde el poeta
Sino llama a la vida
Sino aguza su semilla.
14 de junio de 2005
INVIERNO
El sol de azafrán
Deja la tierra pálida.
El frío deja su color
Nieve de calle vacía.
En la lumbre aramos el fuego,
Hambriento y sediento
De conversación, cartas
Y dominó.
Acariciamos la nostalgia,
Los recuerdos, reflejos de la ventana.
Los sueños, sábanas pesadas.
PONIENTE
Relincha el poniente,
Su parpadeo
Agita las agujas de los pinos.
Sus caricias
Muerden la tierra seca.
Poniente,
Cierras las huellas de mi mirada,
Deshaces los colores en mis ojos.
Destierras las hojas,
Las mareas, sufles, coloreas.
Comes la coma a la frase,
Así eres, poniente,
Poesía que muele.
OTOÑO
Arrodillas al chopo,
Duermes sus hojas
Mustias el oro.
Que el viento
Muerde campanas
Y mi lápiz sediento
De sombras hilvanas.
Oscuro armario repica,
Su llave misteriosa
Acaricia y difama.
Escobas sedientas
Siembran caricias
Hambrientas de besos oscuros.
Carmina
Veo espigas doradas,
Contoneo de espadas,
Mirada de cristales
Celosías de cielo claro.
Descubro con mi mirada
Lo que mis ojos no ven,
Femenina, mujer y olé.
Que otro gallo cantaría,
Si mis manos fueran cuencos
Hechos a tu moldura.
Quieres todas las palabras,
El viento, ni se las lleva,
Ni los pájaros
De ellas pican.
ANHELO
Anhelo leerte con mis dedos,
Conocer la seda de tu papel,
Que me cuentes tu desnudez.
Los verbos son gemidos,
Las caricias adjetivos,
Los placeres nombres propios.
Puedes ser de tapa gorda,
Luego abrirte suave a la mirada,
Tierna, por escribir
Está el mañana.
Sólo he leído tu prólogo,
Quiero conocerte hasta
La página que escribes hoy.
Que mi alma quiere tenerte,
En mi mesa de cabecera,
En mi cama leerte.
BAIBENES
Tras la nostalgia del ausente
Paisaje nublado,
Brilla la luz,
Una imagen de susurros.
Los ágiles dedos me miran,
Los pies descalzos me esperan
En la anciana fiesta
Del juego y la alegría.
No quiero sufrimiento
Más bien sosiego,
En un largo camino
Ando pausado y presente.
La oscuridad es roja e insonora,
Refresca el viento cobrizo
Espuelas me acarician
Soplo dulce me penetra.
MOMENTOS
¡Dame un beso!
Deja un segundo,
Que cultive mis palabras.
¡Te quiero siempre!
Espera que descuide metáforas,
Que rocíe símiles de azul.
¡Duerme en mi lecho!
Escribo en la impaciencia,
En el sueño duermo.
¡Deja eso y mírame,
deja eso y ámame!
Espera que el tiempo anestesie,
Que lo duerma a la orilla del mar.
¡Deja las palabras!
¡Susúrrame al oído!
Un momento,
Que las rosas florezcan,
Que el jardín cuide.
¿Qué quieres? ¡Desnuda ya estoy!
Una musa duerme entre mis manos,
Canta una lira sin cuerdas.
¡Adiós!
Espera, ya terminé.
Y yo también.
Martes, 20 de septiembre de 2005
NATURALEZA
LAS RAMAS DEL RÍO
DONDE NACE EL ROCÍO
PURA, CORRE EL AGUA
ESPEJO DEL ALMA.
LOS BOSQUES GRITAN
EN UN TRANSPARENTE SILENCIO:
LLUVIA, LLUVIA, LLUVIA.
EL UNIVERSO SE DIVIDE
Y FORMA CHARCOS.
LOS SAPOS HUELEN LA TIERRA,
LAS HOJAS SE LIMPIAN
DEL COLOR DE LA ALEGRÍA,
DEL BROTE TIERNO,
DE LA VERDE ESPERANZA.
DEDICATORIA: LE DEDICO ESTA POESÍA A LOS CHICOS Y CHICAS QUE TRABAJAN EN LA BIBLIOTECA. SON MI ANHELO Y ESA INSPIRACIÓN QUE TAN BIEN ME VIENE. GRACIAS CHICOS.
MIGUEL ANGEL
EN FAMILIA
LA PAELLA
Domingo de paella,
reunión de familia,
deja de coser
la abuela,
los nietos juegan.
Domingo de paella,
prepara la mesa
mi tía,
mi prima corre
a verla.
Es domingo,
domingo de paella.
Sale del fuego la paella,
antes vermut y cerveza,
luego ensalada fresca
y más cerveza.
Todos comentan,
a la cocinera felicitan,
¡qué buena! ¡qué buena!
¡yo el ala! ¡yo el muslo!
¡qué jeta!
que yo escollo la paella
y a quien le toque
le ha tocado.
Ponme poca verdura—
Dice mi primo.
Mi tía replica—
No le hagas caso,
que es buena, hijo,
que es buena.
Termina la paella,
mi tía la sobra
se la lleva.
Para mañana,
que está igual de buena.
Sonríe mi abuelo,
feliz de que en la mesa,
se reúna la familia
y coma la esperada paella.
MI JARDÍN
Los almendros abren sus brazos
como jacintos arrollados.
Brindan los gorriones
en lo alto del pino.
Marcan nísperos,
saquean el vino.
En el centro,
un rosal baraja el suelo
en la falsa agonía
de pétalos muertos.
Mientras, tú,
abeja,
abanderas la primavera,
tose néctar la amapola
y tu cuerpo sucio
lo besa.
ESTANQUE
El agua del estanque:
azul, gris perla
al remate.
Se ahogan de sed
los insectos,
de placer mueren.
Encierra un misterio mi estanque,
no son peces de colores,
son el espejo de quien mira,
capta su alma, los olores
miradas, pies y manos con duricias.
Se rinde la palma
al viento.
Llega la calma
y siento.
LLUVIA
Caen del cielo
pisadas derretidas.
Lloran los ángeles
tristeza pasajera
bella alegría
para la rosa.
La llaman lluvia,
chispa, trompa, gota.
Inunda mi sonrisa floja,
caen de mis ojos
lágrimas pesadas.
Alivian mi alma
empapada y amada.
ENCUENTRO CON LO SENCILLO
Con el encuentro de la mirada
ya nunca se separa
la fruta doblada.
Con algo tan básico
como la caricia,
con algo tan simple
como el beso,
se llega al cielo,
al escándalo, a la nube,
a la estrella, al arándalo.
El encuentro de lo divino
está en lo cotidiano,
en el amigo,
en el padre y el hermano.
Está en la sonrisa,
en la alegría del despertar.
INCENDIO
Teje la noche
el fugaz relámpago,
manda quedarse
al verano.
Desconoce su antorcha
la prudencia.
Los bosques vagan trémulos,
demandan armas,
rinden sus dedos
a las llamas.
Los animales sufren,
flexibles como ramas frescas,
huyen del aliento del fuego.
Duerme el bosque,
cierra su hermosura
a la espera del brote.
Descansa el cielo.
La lluvia fresca
conquista el bosque
parpadea la vida.