POESIA Y LOCURA JUNIO 2015

Poes�a y locura

06.06.2015 | 00:18
Poes�a y locura
Juan Jos� Mill�s A veces coges el metro para ir a un sitio y llegas a otro. John Nash, el matem�tico de Una mente maravillosa, tom� un taxi para ir al cine (es un decir) y acab� en el tanatorio. No pag� la carrera, una cosa por otra. Ya ven. Significa que suponemos m�s cuestiones de las que deber�amos: por ejemplo, que si sales a las nueve de casa estar�s a las nueve y media en la oficina. Nos funciona el c�lculo estad�stico, pero las estad�sticas, ya se sabe. Lo soci�logos llevan a�os explic�ndonos que damos por hechas cosas que no son, como que la persona de detr�s de la ventanilla tiene piernas. Y a lo mejor no. Damos por supuesto tambi�n que va a entendernos porque habla nuestro idioma. Y quiz� tampoco. Resulta incre�ble el n�mero de asuntos que creemos resueltos desde que nos levantamos hasta que volvemos a la cama. Estamos seguros, y es otro ejemplo, de que volveremos a la cama. John Nash no se acost� esa noche. No escuch� la radio, abrazado a la almohada, no percibi� c�mo el sue�o iba relajando sus m�sculos. Tom� un taxi que en lugar de llevarle aqu� lo llev� a all�.
Eso desconcierta mucho. Un d�a, abstra�do como estaba en mis fantas�as, tom� el autob�s equivocado y aparec� en un barrio completamente desconocido para m�. Igual que si hubiera viajado a Marte. Recuerdo que recorr� sus calles con admiraci�n y me pregunt� si ser�a capaz de iniciar all� una nueva existencia. De hecho, vi un par de pisos que estaban en alquiler y uno de ellos me gust� bastante. Finalmente, me orient� y regres� a mi vida de siempre. Casi todo el mundo, despu�s de una de estas excursiones voluntarias o involuntarias regresa a su vida. Poseer una vida proporciona la posibilidad de extraviarse de vez en cuando. Y en el extrav�o siempre se encuentra algo inspirador.
Cuando John Nash, despu�s de recibir el Nobel, hizo una gira por Europa, pas� por Espa�a, donde dio una rueda de prensa. Un periodista le pregunt� si consideraba que estaba realmente curado de su psicosis. Nash dijo que s�, pero tras unos segundos de silencio a�adi�: ��Considerar�a usted curado a un poeta que ya no tiene alucinaciones, pero que ha dejado de escribir?�. La �poca de mayor creatividad de Nash coincidi� con la de su locura. Fue perdiendo imaginaci�n a medida que se curaba. Iba a un sitio y termin� en otro.

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