AMPARO FERNANDEZ

PONERME EN LA POCICION DEL OTRO ACEPTANDOLA

Tal vez el primer paso es ponerme en la posición del otro y acertar esa amistad tal como es, sin contradicciones de lo injusto de intentar ser mi yo interior y posicionarme a lo que quiero que sea y dejar que sea lo que quiera que sea, y no temer alejarme, porque puede habitar ese algo pero menos dependiente, y más valido, al sentimiento del otro, de la persona que me da su amistad y el amor no ser el vinculo del goce de la angustia, sino una especie de anclaje comedido entre dos, sin que resulte tan doloroso de tener que abandonar una gran amistad que he cultivado, y que a la otra persona no cause daño, por haber promovido un falso deseo, y ser llevado a lo que en el calco de lo inanimado me ha servido para haberme creado una falsa apariencia.
Esa debe ser mi primera batalla comprender a la persona y no crearla a mi semejanza del reflejo del espejo de mi yo interior, ese debe ser mi deseo ser parte del otro pero no cambiándola a mi semejanza.
Y cuando el goce, de lo injusto que contraria lo vacio, la falta, hacerla una manera de llenarla
con lo que cada instante un cada largo momento se haga llenar por ese amor que en la amistad compartimos, y nos llena a cada una, pero desafiando a lo nuevo y comprobando que no tengo miedo al falo y que algún día yo comparta con una pareja el amor tan fuerte que plasmo en otra pero que no significa igual y siguiéndome abriendo a los demás y no teniendo miedo a un cambio.
Pero que aunque a veces se me haga lejano esa amistad no perder el contacto ni el amor que se ha generado en todos estos años, sin tener que desear al otro como quieras sino que aceptándolo como esa persona te acepta y te lo demuestra y no que dándome solo en una sino sabiendo que la otra esta aunque no esté. Y siempre que una pueda seguir con esta amistad.
Ese debe ser mi primera batalla no caer en la dependencia, no caer en romper las alas sino volar acompañada o con grupo o sola, pero volviendo a volver a caminar por ese sendero que parecía sufrimiento, pero que da espacio al otro a también alejarse y no ver desde lo lejos que no puede volar si no que vea que soy independiente y que si caigo en el goce que sea para seguir aprendiendo del otro , y reflejarme en el espejo y no ver mi yo interior sino ese discurso mi discurso aprender de una mismo a valorarse por lo que es y también hacer la vida más fácil a las demás personas sin caer en la adicción.
Y amando a las palabras, como las estoy empezando amar, porque son el discurso, mi discurso del amor a lo falo a lo que el miedo paraliza y no te deja respirar, he ha vierto la ventana
y entra aire, y puedo respirar por que he destrozado y mutilado el cuerpo del goce en el sufrimiento, cambiando los parámetros de lo repetible pero con una cosa distinta sabiendo que la otra persona no es la que creé si no es lo que quiere ser.

3 comentarios:

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Yo sigo siempre mi deseo, lo que me dice el corazón, el goce también es una herramienta y el amor, pero a lo que sigo es al deseo, a la conjunción entre los tres.

Un abrazo.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

La verdad es que para aceptar al Otro y al otro y a Dios hay que saber que la verdad no existe, que lo importante es la intención del discurso, pero tu búsqueda es la del padre o Padre o Dios, quieres coger a las personas para hacerlas el padre o Padre, no; toma las palabras como padre, lee, escribe. ¿Tu no te das cuenta que si mi deseo es "A" tu goce es "B" y si mi deseo es "B" tu goce es "A"? te estás identificando contra el Padre.
No es que yo vaya en contra de tu deseo sino que has de hacerlo tú sola, tú y las palabras, Amparo.

Tu Padre, Dios es el verbo, la palabra, al igual que el mío.
Ya te dejaré el libro "La náusea" pero en esto sí que me meto, has de estudiar, y no te identifiques en contra de mí y no lo hagas, sino que has de seguir tu deseo que era estudiar, y lo sigue siendo.
Las preguntas vitales las has de despejar tú sola, y es una labor de toda una vida, tus amigos, yo entre ellos aceptaremos cualquier decisión tuya.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Yo no meto mi teléfono en internet.