EL OTRO - Eduardo Gutiérrez


Todo empezó por un comentario que me hizo reafirmarme en la idea de que la palabra es lo que toma cuerpo (primero fue el verbo). A veces un simple silbido también toma cuerpo, mismamente los canes atienden a esta llamada y yo a veces tambien me he dado por aludido aunque no sea can. Porque qué es la palabra o la música sino ruido, resonancia que se hace hueco en nosotros y que viene a ocupar nuestro vacio llenándolo de ecos y significantes. La palabra, el sonido una vez hecho eco es la palabra de los muertos… la resonancia de algo que ya ha dejado de existir pero que permanece. Música celestial, ruido eterno que nosotros dotamos de significados y significantes como seres parlantes que somos, para “confundirnos” en ese canto eterno que siempre es difícil descifrar. Porque que es la palabra sino el sonido que le ponemos a los deseos… y los deseos en qué mundo habitan sino en ese “otro” mundo que ésta en el vacío, en la sombra… en un más allá, en nuestro inconsciente.
El comentario que me devano el seso era sobre una situación que ya había dejado de existir y sobre una persona que ninguno de los que estábamos allí conocíamos excepto una mujer que le dio presencia a dicha persona, a ese otro que ni siquiera ella conocía pero que había participado en una experiencia de su vida mediante la palabra y un modo de afrontar una situación concreta. Este sujeto proponía una manera de obrar. No era sólo un acto unilateral sino un modo bilateral de actuar en una situación concreta en la que aparecía un “Otro” un tercero en escena, y como tal se trataba por tanto de una ética de actuación que creaba un doble conflicto, el conocimiento de la cuestionable acción propia y el cuerpo que tomaba esa acción frente al tercero. Es decir una manera de hacer un algo que comprometía a quien obraba de esa forma en su ética personal, porque la acción estaba sujeta a cierto engaño, pero conflicto también con ese “Otro” A quien se conformaba como objeto del engaño.
Todos los presentes opinamos sobre tal propuesta de actuación que provenía del sujeto desconocido allí trasladado por la mujer que exponía el caso. Todos hablamos y con la palabra comenzamos a dar vida a ese “otro”, a configurarlo, a querer definir a aquel a quien nadie conocía en base a una situación pasada, a una palabra trasladada allí como un eco lejano,y como fundamento tan sólo una propuesta de actuación que quedaba suspendida al arbitrio de cada uno… Al final eramos un conjunto de voces que en su resonancia conformaron el cuerpo del otro y a mí se me apareció un fantasma… Un Otro encadenado a esa construcción que es la misma forma con la que construimos el prejuicio, y el odio… Con la que damos vida a esos Otros fantasmas de los que somos padres y que a veces nos persiguen.
Porque que es el otro sino una configuración subjetiva sin la cual apenas tiene esencia, una existencia desconocida excepto cuando nos fijamos en él para por pura necesidad reafirmarnos, buscarnos, definirnos… Amarnos, Pero tambien para ocultarnos de aquello que somos y nos asusta, tambien en ese no querer ser utilizamos al otro como justificacion. Y es en esa necesidad de “Ser” y "no Ser" que tenemos donde el Otro cobra vida, la cuestión es que en el desconocimiento de nosotros mismos conformamos al otro no solo como un reflejo de lo que queremos ser... de lo que queremos ver de nosotros allí reflejado sino tambien de aquello que no queremos ser o no queremos aceptar en nosotros y que el otro a veces nos muestra en esa traslación que hacemos realmente de nosotros mismos y le damos al otro esa existencia equivocada. El otro de esta forma solo es un espejismo que a veces nos complace en el Ser y a veces odiamos en el "No Ser". En ambos casos una creación en la que nos proyectamos. En el "No Ser" una creacion fantasmal. Nuestro propio fantasma, nuestros miedos, una voz en nuestra conciencia que queremos entender como ajena. La voz enajenante que se asienta en nuestro real como un delirio, como una injuria.

5 comentarios:

Vicent Llémena i Jambet dijo...

¡Claro! eso es, ese es el semblante del que te hablaba la palabra configura el deseo, que no el goce o el amor, el deseo y este a la palabra, la palabra es nosotros, habita en nosotros, y por ello no es la realidad del otro u Otro la de Descartes que decía que todo estaba en su visión del mundo ni siquiera la de los filósofos de la contemporaneidad en los que había algo fuera de ellos y parte en ellos ni tampoco la de los clásicos que decían que había algo fuera tanto si yo estoy o no, algo fuera de mí siempre existía, tampoco, ninguna de esas tres formas sino la de Lacan que hay un Otro u otro que soy yo mismo, el Padre soy yo y no lo soy obviamente, algo que va más allá del otro, que en el expresarlo se diluye, lo que más se acerca es la inexistencia del otro y Otro pero existe, en ese semblante está la realidad que tampoco es la de la película "Mátrix" obviamente, es un milagro el del objeto a que surge de la unión del deseo, el goce y el amor.

Me ha gustado tu "El Otro", cuando dices que es una extensión de nuestros miedos en el ser o no ser, efectivamente, en mi teoría, también le doy ese valor como algo, al otro, o al Otro que sólo existe en mi como la palabra hecha carne, desde mi hacia él y como un milagro desde él hacia mí.
La ciencia ha intentado explicarlo con lo de las vibraciones a partículas separadas "n" años luz, pero eso sería sólo el todo fálico másculino, enfrente tendría al infinito femenino goce o no-todo femenino y en medio como tercer elemento del nudo borromeo a Dios o al Otro con mayúsculas, eso que no se puede decir o explicar, que es inefable, el misterio, lo real lacaniano, el amor.

Bien, veo que estás haciendo tu propia filosofía Eduardo, ánimo y adelante, y a ese blog que lo esperamos con ganas todos, a ver si te decides, y no te meto ni prisas ni órdenes pero me gustaría verlo hecho realidad.

Un beso de Vicent.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Pero claro como todo hemos de enfrentarnos contra nosotros mismos al tener un problema político o ético o con lo masculino o femenino, o con lo colectivo, al salir del narcisismo de estar completo individualmente hemos de salir al exterior y nos enfrentamos a ese exterior que en el fondo somos nosotros mismos, y hay una mujer o un hombre que nos pone palabras a lo que nosotros no nombrábamos y que nos arregla la casa, que nos dice ahora has de ir a comprar leche o pan, etc. Y la verdad nos enfrentamos con la alteridad que hay en nosotros mismos. Es el dejar el narcisismo que encontramos el fastidio a la vez que el amor.

Eduardo dijo...

Creo que el otro cobra existencia desde el momento en que somos conscientes de nuestra propia vision en ese otro y del conocimiento de que el otro nos ve de la misma manera, como un reconocimiento de si mismo en nosotros. y es de ese conocimiento y reconocimiento desde donde surje el amor que viene a llenar el vacio de saber que estamos solos y somos imperfectos y tenemos un mismo destino: La muerte. Si, como algo milagroso que nos mantiene vivos y nos hace desear y respetar la vida.

Anónimo dijo...

me gusta opino como vicent
toni

Eduardo dijo...

Creo que los pensamientos anticipatorios estarian cerca de ese "No Ser"...Nos imaginamos en situaciones futuras que nos da miedo vivenciar (Una reunion social por ejemplo)y anticipamos una justificacion para no ir porque nos imaginamos en tal situacion y le damos vida no a nuestro verdadero "miedo" sino a los otros, a los que les ponemos una mirada y una voz que vienen a suplir esa inseguridad que nos asusta de vernos en tal situacion...y de alguna manera nos construimos en un "No Ser" puesto que es algo que realmente no vivenciaremos pero que nos crea a ese fantasma de nosotros mismos y esa construccion negativa del otro.
En estos casos yo soy un yo espectral y tambíen soy el espectro de los otros a los que doy existencia.